Mi abuela
Mientras la abuela cosía. El viejo carillón del salón, dio las tres. Era un buen reloj, castigado por el tiempo, de fábrica noble, llevaba en su frontal escrito: tempus fugit. Las puntadas de hilo, en los viejos calcetines de la abuela, se iban sucediendo, a un ritmo lento, pero seguro, Sonó el carillón, estaba vez marcó, las 18:45, lo que vienen siendo las siete menos cuarto. Se acercaba la hora de merendar, pero el relojito, no sonaba, las tripas me…