JUSTICIA.
— ¿Qué pide usted? — Pido justicia, dije. — Ya bueno, eso piden todos, Señor Borisov. — No sé señor, pero yo quiero justicia, estoy aquí acusado injustamente. — ¿Está usted seguro, de pedir justicia? — Por supuesto, contesté. — Bien, yo la administro, comencemos el juicio. El juez me intimidaba, en lo alto de un estrado y yo medio metro por debajo de él. Estábamos en una sala grande, sombría, obscura y fría. Pero me quedé satisfecho, mi petición…