¡A todo lujo!
Estoy haciendo las últimas compras, mañana es nochebuena, pero nosotros la celebraremos hoy, hay razones poderosas para saltarse este año las tradiciones. El año próximo ya no importará.
Miro la lista, compruebo que he cogido todo lo que le gusta a Isabel, creo que sí, por si acaso me he liado, añado otra tableta de turrón y recuerdo que el cava lo compré ayer, está en la nevera refrescándose, quiero que la cena sea especial.
Son las doce y media de la mañana así que me marcho a casa, antes paso por la farmacia a recoger el encargo, aún he de hacer la comida, preparar la cena, quiero tenerlo todo arreglado antes de las nueve, entonces comenzará la fiesta.
— ¡Hola Isabel ya he llegado!
— Hola Papá, has tardado demasiado.
— No me llames Papá, dime Manuel, soy tu esposo, ¿lo recuerdas cariño?
— ¡Si claro, eres Manuel! ¿Quieres ve lo que he hecho este rato, mientras no estabas? Mira he dibujado una familia: los padres, los hijos, un abuelo y dos gatos. ¿Te gusta?
Le contesto que me gusta mucho y le cuento que me voy a la cocina, a preparar la comida, que ella siga dibujando. Me contesta que sí, de momento no habido discusión, me molestan tanto los chillidos que lanza y las pataletas que coreografía con exactitud histriónica.
Hemos cumplido los dos setenta años y no tenemos hijos, así que nos aguantamos entre nosotros. Yo la quiero, la amo profundamente, son casi cincuenta años de estar juntos A veces cuando se pone irracional, me pongo nervioso, dudo de mis sentimientos ¿no la querré lo suficiente?
Me he preguntado muchas veces si ella siente algo por mí, algo sentirá, a veces me besa en la mejilla, en esos momentos yo asciendo a mi cielo particular, imagino que se ha curado, que podemos volver a vivir como adultos, incluso como pareja, como cómplices, como compinches… La ilusión dura poco y es sólo una alucinación, pero sería tan bello.
La cena está casi lista, el marisco en la nevera preparado ya para servir y la carne la calentaré luego en el microondas. Ahora a por la comida, un pure de verduras y unos huevos duros bastarán para hoy.
No le he contado nada de mi última visita al médico, he empeorado, la metástasis se extiende velozmente, me pronostican unos seis meses, como mucho, fuera del hospital, luego me ingresarán y a seguir luchando. Toda tendría aguante si no fuera porque no sé qué hacer con Isabel el tiempo que yo no esté con ella. La ingresé una vez en la residencia aquella, que era tan buena, tan cómoda, tan acogedora, en un mes se trastornó por completo, su amnesia vital creció desproporcionadamente. Así que he decidido que nos vamos juntos los dos y esta vez para siempre.
Y yo aquí preparando el puto puré, de pronto pienso que lo de esta noche lo podemos celebrar ya, lo adelantamos a la comida, cuando antes solventemos el problema mejor. Así que saco el marisco: gambas, cigalas, almejas, todo freso que un día es un día, a Isabel siempre le ha gustado mucho.
Pongo la carne en el horno, que se vaya calentando, incluso que se tueste un poquito, abro una cerveza y una gaseosa, siempre le gustaron las claritas. Comeremos en la cocina, pero hoy pongo un mantel de tela, unos platos de la vajilla buena, copas en vez de vasos y, por supuesto, unas velas. Será una pena, ella acabará comiendo con las manos y lo ensuciaremos todo, pero ya no tendremos que fregar…
Pongo en la mesa la botella de vino tinto, un Ribera del Duero, de reserva, siempre le gustó. Ahora sólo queda coger el cava, luego lo descorcharemos juntos, si podemos, se nos ha complicado abrir esas botellas tantas veces.
Lo repaso todo, y antes de que pueda verme pongo medio vaso de las gotas que me han dado en la farmacia junto con el vino, las que tomaré yo las dejo preparadas en otro vaso, que guardo en unos de los armarios superiores a los que Isabel no llega. El resto será tan fácil y eficaz, lo vengo ensayando desde hace tiempo, buena comida, buena siesta y el gas que dejaré yo abierto cuando se haya dormido, se encargará del resto, un dulce viaje.
Miro por última vez la mesa preparada y noto un nudo en la garganta, pero lo que tengo que hacer, lo tengo que hacer, no hay otra alternativa aceptable, juntos más allá de la muerte. Me sobrepongo y digo:
¡Isabel vente a comer ya, que hoy tenemos un festín, hoy comemos a todo lujo!
Josma Taxi
Noviembre 2022