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Categoría: cuentos cortos para adultos

MÁSCARA

MÁSCARA

Llegué a casa muy cansado, era tarde y el día había sido agotador. Me quité la ropa, me duché y preparé la cena, esta vez me lucí en la cocina, pues estaba harto de comer bazofia. Encendí la televisión, no encontré nada que me gustase, los programas me parecían cada vez más insulsos y repetitivos, así que tomé un libro y comencé a hojearlo. Me iba a dormir, entre en el baño a lavarme los dientes, al verme en el…

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D .Gonzalo

D .Gonzalo

Había enviado el pliego hacía un mes, no había recibido ninguna contestación, lo que me parecía extraño. La distancia que nos separaba del priorato dominico podía recorrerse en una semana. Supuse que a nuestro Prior no le había agradado, así que me encontraba bastante inquieto. Me puse a repasar el contenido de mi escrito: “Reverendo Prior: Atiendo vuestro encargo con retraso,  pero el fallecimiento de D. Gonzalo Fernández de Córdoba y Enríquez de Aguilar rompió mi corazón y perturbo mis…

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Nunca es tarde

Nunca es tarde

Es público y notorio que en mi barrio me consideran de izquierdas, moderado, pero de izquierdas. También se sabe que “la Loles” es algo radical, cuenta con su pizca de intolerancia, sus onzas de xenofobia y sus dosis de agresividad. En el fondo no es sino una mujer desnortada por los sucesos de su vida, que no ha conseguido reencauzar su existencia. Siguiendo las indicaciones de mi terapeuta, estoy haciendo unos ejercicios de aprendizaje empático y aunque la estaba rehuyendo,…

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Michi

Michi

Era un gato de color canela y ojos verdes, que respondía al nombre de Michi. Su humana se llamaba Karen y lo había recogido de un contenedor de basura. Los dos convivían en un clima de cierta paz. Karen era ordenada y mandona. El gato era un trasto, algo egocéntrico y maniático. Michi era especialista en tirar al suelo todo objeto al que pudiera tener acceso. La humana le había comprado al minino una torre de ejercicios, forrada de esparto…

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El contrato

El contrato

Yo vivía en una planta baja muy modesta. La vivienda estaba situada en una pequeña aldea de Valencia. Dos viejas habitaciones, un pequeño comedor, un baño y una cocina constituían todas sus estancias. Solía escribir en la cocina, que tenía chimenea, allí entre los guisos de mi madre y los vasos de vino que se tomaba mi padre, pasé mi primera infancia. Hacía ya varios años que mi padre había fallecido, mi madre se marchó con mi hermana, vivir solo…

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Vivir en automático

Vivir en automático

André se presentó en casa el martes pasado a las dos de la tarde. Venía con el pelo alborotado, la camisa por fuera del pantalón y había debido correr, pues jadeaba intensamente. Sin que yo le dijera nada, se dirigió al comedor, sabe que a esas horas estoy almorzando, se sentó, se sirvió un vaso de agua y se quedó pensativo mirando al techo. Le pregunté si había comido, me dijo que no, pero que no quería tomar nada. Se…

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Adiós

Adiós

— Buenas noches, chicos. — Buenas noches, Sandra. — Buenas noches, jefe. — Buenas noches, Sandra, hasta el lunes. Joder, no lo soporto, cada vez me cae peor, el tipo éste, explotador de mierda. Ahora lleva dos meses dando el coñazo con que él no es un director, él es un líder, que motiva a su equipo de trabajo, para conseguir los objetivos propuestos por la alta dirección. De verdad no sé si es así porque es tonto, o es…

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Mi abuelo

Mi abuelo

Recuerdo que de niño pasaba todas las vacaciones en el pueblo, en casa de mis abuelos. Ella era un ser adorable, bajita, redondita, olía a miel y me regalaba con sus guisos y sus dulces. Él era un hombre alto, de anchas espaldas y una fortaleza espectacular. Tenía una cabellera blanca, cuyos rizos le corrían por el cuello y una barba del mismo color, olía a romero, hierbabuena y salvia. Mi abuelo había sido maestro y se pasaba todo el…

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Reinventarse

Reinventarse

Hace apenas dos años llegué al mundo de la escritura. Me habían jubilado por enfermedad y habían oficializado mi discapacidad total para el trabajo, así que iba a tener mucho tiempo libre. Al principio estaba contento, yo que había perdido hasta días de vacaciones por atender el servicio público, me encontraba ahora con una pensión, que cobraba puntualmente, sin pegar palo al agua. ¿Se podía aspirar a algo mejor? Sin embargo, pronto empezaron los problemas, me sobraba tiempo, tenía mucho…

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TACONES

TACONES

Llevaba cerca de media hora esperando, notaba que hacía demasiado calor en aquellas oficinas, aunque mi reloj de pulsera me indicara que estábamos a una temperatura de veinte grados, sin embargo, yo notaba que estaba entre sudado, seguramente sería la ansiedad por aquella tardanza. — ¡Pase y siéntese! -, me dijo la mujer morena, lamento el retraso, pero ha habido un contratiempo. Le felicito por haber llegado hasta aquí, ahora solo quedan dos aspirantes. Es preciso que le haga una…

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