La propuesta

La propuesta

                    Volvíamos de una misión de reconocimiento, el sistema de control de mi nave falló y me desplomé en una playa, desconocida. Afortunadamente, mi vehículo tenía instalado un equipo de emergencias excepcional, solo me torcí el tobillo izquierdo. Mi nave sufrió bastante con la caída, aunque era un modelo XXLI, había recorrido más de 200.000 parsecs y estaba para el desarme.

                      Salí, estaba rodeado de arena por todas partes y paralelo a la costa. Instalé tres balizas fotónicas, tenían la misión de marcar el camino para mi rescate. No podía hacer nada más, me senté a esperar. El termómetro nuclear marcaba 50 grados Celsius, no era gran problema, en mi entrenamiento se había abordado esta contingencia.

                      Sin esperarlo mi visor cuántico se activó, divisé a dos tipos, uno alto y delgado, otro bajito y rechoncho, el marcador de distancia me indicaba que se encontraban a dos kilómetros. Se desplazaban lentamente. Cuando llegaron a un Km, pude escuchar su conversación, para mi sorpresa hablaban una variante de la neolengua que resultaba arcaica.

                      Cuando llegaron se aproximaron y se colocaron a medio metro de mí, saludaron:

                      — Haiga paz, humano.

                      — La haya con vosotros.

                      — Venimos a hacerte una oferta, te vamos a prometer tres razones para acceder a la petición que te haremos.

                      — ¡Fabuloso, un tres por dos! – contesté. Antes quisiera saber de dónde sois y cuáles son vuestros nombres.

                      — Somos Estrello y Poncio. Somos zirconitas. Te pido perdón-dijo el bajito- por nuestra falta de educación, pero tenemos poco tiempo, nuestra nave nodriza nos dejó muy lejos de esta playa.

                      — ¿Zirconitas, procede del nombre de vuestro territorio?

                      — Nuestro planeta se llama así para demostrar nuestra adhesión y creencia en el gran Dios Zirconio, el único auténtico.

                      — ¿Cuántas religiones tenéis?

                      — Una, la única verdadera, no quedan seguidores de otras, fueron convenientemente erradicados, ahora somos un solo pueblo religioso unido por una fe en común.

                      Continuaron con su comercio, argumentaron que su desarrollo tecnológico era mayor que el nuestro; que su sistema social, basado en una férrea estratificación, era perfecto; me contaron que no practicaban ningún tipo de discriminación. Querían ofrecernos la posibilidad de disfrutar de esas ventajas, a cambio de un pequeño pago.

                      — ¿Cuál sería el precio? – pregunté.

                      — Queremos cien hombres y cien mujeres, para experimentar con ellos. Nuestro mundo ha llegado a tal grado de perfección que todo zirconita está protegido durante toda su vida, eso ha provocado una apatía y una falta de espíritu emprendedor preocupante, con la nueva hibridación, esperamos resolver este problema.

                      Respondí con un rotundo: ¡No!, y les argumenté, en contra de su proposición:

                      Vuestra oferta es pura bazofia. Nos prometéis una tecnología más avanzada y tenéis un sistema de teletransporte obsoleto; no permitís más que el culto a una sola religión, olvidando que las creencias son íntimas, son personales y su “erradicación” no es buena solución; vuestro sistema social, basado en una inmodificable estratificación, hiere toda posibilidad de ascenso social, eso elimina la ilusión de los ciudadanos.

                      Y, lo más importante, no puedo aceptar vuestra petición de humanos, lo tengo totalmente prohibido por la primera ley de la robótica, no puedo admitir que ningún ser humano sea dañado.

                      En último lugar, os indico que soy un androide, dotado de un cerebro positrónico, el que emula al cerebro humano, que no habéis descubierto, lo que demuestra que nos sois inteligentes.

                      La rotundidad de mi discurso hizo que se despidieran precipitadamente, no he vuelto a saber nada de esa civilización tan avanzada.

Josma Taxi

Un comentario en «La propuesta»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *