MÁSCARA

MÁSCARA

Llegué a casa muy cansado, era tarde y el día había sido agotador. Me quité la ropa, me duché y preparé la cena, esta vez me lucí en la cocina, pues estaba harto de comer bazofia. Encendí la televisión, no encontré nada que me gustase, los programas me parecían cada vez más insulsos y repetitivos, así que tomé un libro y comencé a hojearlo.

Me iba a dormir, entre en el baño a lavarme los dientes, al verme en el espejo me di cuenta de que la llevaba puesta…

Cuando cumplí dieciséis años, mi padre, Josma Taxi, me acompañó una tarde a ver unos amigos. Entramos en un espacio, decorado por velas y tapices rojos, entonces Josma Taxi me dejó solo. Aparecieron unas cuantas personas, vestidas con capas que les cubrían todo el cuerpo y unas máscaras que les cubrían el rostro. Comenzaron a cantar y al terminar me dijeron que ese era mi rito de iniciación. Al final colocaron sobre mi cabeza una máscara de lobo, dieron unos aullidos y me dejaron solo.

Mi padre volvió a entrar y me dijo: Ahora eres ya uno de los nuestros y esperamos que estés a la altura de nuestra secta familiar, todos los dones te han sido concedidos, hoy debes demostrar que eres ya un lobo adulto. Siempre debes recordar:

«Si puedes mantener intacta tu firmeza
cuando todos vacilan a tu alrededor

Si sueñas, pero el sueño no se vuelve tu rey
Si el triunfo y el desastre no te imponen su ley
y los tratas lo mismo como dos impostores.

Si puedes soportan que tu frase sincera
sea trampa de necios en boca de malvados.

Si todas tu ganancias poniendo en un montón
las arriesgas osado en un golpe de azar
y las pierdes, y luego con bravo corazón
sin hablar de tus pérdidas, vuelves a comenzar.

Y si puedes llenar el preciso minuto
en sesenta segundos de un esfuerzo supremo
tuya es la tierra y todo lo que en ella habita
y lo que es más serás lobo, hijo mío…. «

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *