¡Se acabó!

¡Se acabó!

¡Quiero que te vayas! Te marchas hoy de esta casa. ¡Ya está bien!…

Llevas aquí cerca de quince años, siempre enfocado al televisor, sin aportar nada a la convivencia, estoy más que harta.

Me ha costado decidirme, la comodidad, la rutina, el miedo al cambio, pero todo tiene un límite y tu hora ha llegado… nuestra relación no da más de sí.

Mi decisión es firme, la he meditado durante un tiempo más que suficiente, he acudido a una terapeuta y a un coach, los dos me han reafirmado en que ya no hay solución, cuando algo se acaba…se acaba…y ya está.

Hasta el padre Anselmo me recomienda la separación.

Llevo años preguntándome si el fallo era mío, si podía aportar algo más, pero estoy reventada, verte ahí, tan quieto, tan viejo, tan feo, me repugna.

Hace mucho tiempo que no me recoges entre tus brazos, que ya no encuentro en ti descanso, paz, calor de hogar.

Ya te he encontrado substituto: joven, elegante, robusto. Todo lo que una mujer puede desear y necesitar.

Mira, no lo hagamos más largo, sería peor para los dos, no quiero reproches, ni excusas, ni llantinas.

Espera un momento, han llamado a la puerta:

— ¡Hola buenas tardes! Los estaba esperando. ¡Uy que bonito lo que me traen! Les recuerdo que tienen que llevarse el viejo sofá, perdonarán que me retire a la cocina, no quiero ver cómo se lo llevan. Avísenme cuando hayan terminado.

© Josma Taxi

Publicado el 10/02/2023 en cuentecicos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *