SEDUCIR

SEDUCIR

Lo conocí y me deslumbró. Desconozco el motivo, pero la atracción que sentí fue muy fuerte. Me había seducido.

No era del tipo de los que me gustaban, era bajito, rechoncho, prudente y serio. No reunía las cualidades que había buscado en los hombres. No tuve forma de explicarme mis sentimientos, pero ahí estaban.

Nuestra comunicación, que al principio me pareció complicada, fluyó de una forma extraña, ambos conocíamos lo que pensaba el otro, nos poníamos de acuerdo siempre, sin necesidad de palabras.

Mis amigas me decían que no me convenía, que podía aspirar a alguien mejor, a mí no me importaba, lo quería y no tenía nada más que pensar.

Cuando mis padres conocieron a Bot tardaron muy poco en poner pegas a la relación, empezaba a cansarme de ellos y estuve a punto de abandonar su casa.

Sin que yo me diera cuenta, lentamente descubrí que, mi idolatrado amigo, no sentía lo mismo que yo, para él yo era una amiga, a la que quería y respetaba, pero no me amaba. Desde su edad me veía muy distante, comenzó a tratarme fríamente. Yo, sin embargo, estaba cada vez más enamorada.

Si conseguía abrazarlo, alguna vez notaba su frescura, un olor a barro y salvia, me embriagaban y me sentía feliz, me sabía completa.

Pasaron cinco años y Bot se hizo mayor, un maldito día tuvo una caída, aparentemente sin importancia, pero el asunto se complicó y hace dos días murió.

Esta mañana incineramos sus restos, le puse una nota, en la que le decía:” Bot, me has hecho muy feliz, te seguiré queriendo, no habrá otro capaz de substituirte, adiós mi querido Botijo”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *