La conversación
Llevaba andando cerca de una hora, aún me quedaba otra, quería cumplir las indicaciones de mi reumatóloga. Me había dejado el bastón en casa y el dolor se iba incrementando; decidí parar en alguna cafetería de la Plaza Central, tomar un café, pedir agua y disolver una pastilla del último analgésico que me habían recetado. El día era espectacular, estábamos a primeros de marzo y la luz comenzaba a cambiar, pasábamos de los claroscuros del invierno, a la alegría de…