AQUEL AL QUE TODOS ODIAN.
Nunca he sido muy inteligente, ni muy extrovertida, ni muy valiente, pero acabé descubriendo que aquél, al que todos odian, tenía nombre de mujer. Nombres que cambiaban con frecuencia: La Parca, La Muerte, la Portadora de la Guadaña. Incluso tenía una hija: “La Pequeña Muerte”, expresión con la que, los más atrevidos, se referían al orgasmo. Así que todo estaba bien, sabía a quien tenía que odiar. Pero nada dura eternamente, empecé a encontrar indicios, que me perturbaban, no todo…