¡Sereno!… ¡Voy!
— ¿Se puede? — Adelante. — ¡Sra. alcaldesa, qué guapísima está usted hoy! — ¿Otra vez, Agustín, con tus falsos halagos? — Lo que usted diga, Excelentísima Sra. — ¿Vas a seguir vez hablándome de usted? Sabes perfectamente que fuimos compañeros de colegio y de instituto, pero tú sigue, veremos donde acabamos. — ¿Te parece apropiado que te invite a comer? Tendrá que ser una hamburguesa, mientras no me subas el sueldo no puedo hacer grandes dispendios. — Agustín, déjate…