TERRANOVA (II)

TERRANOVA (II)

Afortunadamente, la antigüedad del capitán y la pericia del piloto sirvieron, para que pudiésemos salir vivos y sanos de la tormenta, no sería la última, en mi segundo viaje.

La pesca se nos dio mejor que en nuestra anterior expedición, duró siete meses.

Esta vez yo había aprendido a chapurrear el inglés, mi conversación, sin ser fluida, me servía para entender a los dos ingleses, que esta vez se habían embarcado, procedía uno de Escocia y el otro de Gales. Ninguno de los dos tenía experiencia en la mar, me encargaron enseñarles las tareas, más sencillas, en las artes de la pesca.

Los marineros más malvados, de la tripulación, comentaban que los dos habían estado presos por hurtos. El tiempo se encargaría de confirmar la sospecha.

Aunque al principio parecían dos tipos pacíficos, fueron hallados juntos, en la camareta del capitán, intentando robar las joyas, que durante años había ido acumulando, decía que eran su plan de jubilación, la verdad es que la pensión que nos estaba quedando a los jubilados del régimen especial del mar, era indignante.

El resto del viaje pasó sin pena ni gloria.

Cuando regresé a casa, encontré a los míos en un apartamento, totalmente nuevo y pagado a tocateja.

Ese año no vino ningún artista internacional a Gandía, así que nos fuimos en un coche nuevo a dar una vueltecita por la cornisa cantábrica.

El alojamiento no estuvo nada mal, comimos anchoas del cantábrico, pero no vimos al presidente Revilla, Amparo y yo nos quedamos muy decepcionados, lo notábamos tan campechano e inteligente, en el programa de Pablo Motos, lo considerábamos el único político honrado de España.

A mitad del verano uno de los niños cayó enfermo, tenía fiebre muy alta y vomitaba sin parar. Acudimos al hospital de Gandía, estuvo ingresado tres días, al final le diagnosticaron una infección de orina, causada por una bacteria, la escherichia coli, creo que se llama. Nos encanta la sanidad pública.

En noviembre tuve que marcha otra vez a Terranova, he decidido que mientras el cuerpo aguante, ese será mi puesto de trabajo: la pesca, la mar…

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