!Viva el Té!

Me despierto el primero, como de costumbre preparo el café para mi mujer. A mí no me gusta, prefiero un té a la inglesa. Cuando ella se levanta, nos sentamos a la mesa y comenzamos a desayunar.
Ignoro de donde viene mi adicción al té, no he viajado a la India, ni a Gran Bretaña. Lo más que he hecho ha sido ver alguna serie inglesa en televisión. Voy bebiendo a sorbitos de mi taza para que dure más tiempo. Prefiero el té verde.
A eso de las doce, me levanto y friego las tazas, antes miro los posos de la mía, parece que hoy será un buen día.
Dada mi afición, en el pequeño jardincito de nuestra casa, he plantado unas pocas plantas de té que compré por internet, procedentes de Ceilán, Pese a haber seguido todas las indicaciones contenidas en el dorso de la caja, pese a que he consultado a dos ingenieros agrícolas, han pasado ya cuatro años, me temo que no van a brotar.
He acabado de fregar y cojo mi libro preferido de botánica. que guardo junto a mi tetera especial. El librito es un atlas, en el que no me canso de mirar las ilustraciones que hay. Me levanto para ducharme, ansiando la hora de la comida, en la que tomo también otra tacita de té, tras la siestecita que doy todas las tardes, una más, por las noches, que ya no me quita el sueño, supongo que mi organismo se ha acostumbrado al brebaje.
Mi última exclamación, antes de irme a la ducha ha sido: ¡Viva el té y la madre del que lo inventó!
Y colorín colorado este cuentecico se ha acabado.
Josma